Agobiada y cansada de la rutina en la que se sumerge la ciudad con la misma clase de personas que me rodean pisoteándose a unos con los otros con amistades falsas y el narcisismo a su máximo exponente. Ya había transcurrido un bimestre desde que perdí a mi última abuela, desde su deceso, me perseguía mi pasado y temerosa de que todos los actos y pecados cometidos en el transcurso de mi adolescencia a mi poca madures fueran de su conocimiento y se me considere de lo peor de la tierra.
Los constantes problemas y discusiones entre los miembros de mi familia hacia mí y el resentimiento salían a la luz cada día. Intentando un cambio diferente, se presenta la oportunidad de poder establecerme en un pueblo al Norte del estado de California, el cuál siempre ah sido mi sueño pero nunca imagine empezar mi viaje en esa ciudad, de lo mas desconocido para mí, muy pequeño, pero habitado por una milésima de estudiantes que llenan de vida las calles durante las clases pero que se convierte en un pueblo fantasma cuando comienzan los periodos vacacionales.
Todo empezó con re-establecer el contacto de un estudiante de intercambio que conocí en la Universidad de Texas en Arlington, de origen árabe, su nombre Hussain. Tanto tiempo, que dejamos de contactarnos, el se fue a estudiar su carrera a la CSU, años atrás ya me había invitado a visitar, pero se me hizo imposible por los recursos y el teniendo el conocimiento de que mi sueño era conocer California, ese hermoso estado que tiene todo desde colinas, paisajes verdes, desde sus arenas enterradas por el frío mar del océano pacifico y sus altas palmeras queriendo alcanzar el cielo hasta las montañas luciendo como si la nieve se derritiese entre sus curvas, con los amaneceres y atardeceres mas esplendidos que se puede contemplar como una poesía del cielo a todo su resplandor. Sí esa era la idea que quería alcanzar y empezar de nuevo era lo que necesitaba.
Marzo 23 del 2012, aterrice a la capital. Esperando una nueva aventura

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